«¿Es una burbuja de la IA?» es la pregunta equivocada
AUTOR
Robert M. Almeida
Gestor de carteras y estratega de inversión global
En resumen
- La cuestión no es si la IA está viviendo una burbuja, sino más bien si estamos perdiendo de vista el panorama general.
- Puede que el verdadero problema radique en la asignación errónea del capital y los límites físicos.
- El auge de la IA pone de manifiesto las consecuencias de años de inversiones insuficientes en la economía física.
La pregunta equivocada
Si todo el mundo se está preguntando si la inteligencia artificial (IA) está viviendo una burbuja, seguramente es la pregunta equivocada. Al centrarnos en si la euforia de la IA es excesiva o no, nos desviamos del problema más amplio y crítico: la asignación errónea del capital y los límites físicos que restringen el crecimiento.
Los tipos de interés son el mecanismo mediante el cual las sociedades asignan el capital y los recursos. Todas las decisiones financieras deben superar el tipo de interés sin riesgo. Cuando el capital no se asigna en función de su utilidad económica, surgen ineficiencias, lo que se traduce en distorsiones económicas y de los mercados financieros, lo que acaba por manifestarse en forma de burbujas.
La supresión artificial de los costes del capital, que empezó a principios de los 2010, aceleró la desviación de capitales de la economía física real a una «economía financiera» (es decir, recompras de acciones e ingeniería financiera). Si bien la externalización de la fabricación y la caída de las inversiones en inmovilizado generaron una enorme riqueza para los propietarios de capital, su utilidad económica real era mínima. El resultado es un coste que resulta evidente hoy: escasez de viviendas en Estados Unidos, así como un déficit de los bienes y la mano de obra cualificada que hacen falta para construir las infraestructuras fundamentales necesarias para la revolución de la IA.
Una historia con dos economías
El desarrollo de la IA está progresando a una velocidad de vértigo, pero el entorno macroeconómico general parece más bien recesivo. La Reserva Federal está rebajando los tipos debido a la debilidad del mercado de trabajo. El deterioro del crédito queda patente en las tarjetas de crédito, los préstamos para automóviles y la deuda privada. Los precios del petróleo, que suelen considerarse un indicador del crecimiento, han caído en porcentajes de dos dígitos en lo que llevamos de año, lo que apunta a un exceso de capacidad económica.
No obstante, el sector de la IA muestra un relato distinto, uno de graves restricciones de capacidad. Los fabricantes de componentes de misión crítica, como chips de memoria de gran ancho de banda, turbinas de gas avanzadas, transformadores eléctricos de gran tamaño y equipos de interconexión de redes, tienen las existencias agotadas, con unos plazos de entrega de varios años, lo que provoca retrasos en la construcción.
Cambios en la dinámica de financiación y el logro de rentabilidad
Hasta hace poco, las inversiones en IA se financiaban principalmente mediante dos fuentes: 1) unos ingentes flujos de efectivo de los hiperescaladores (como Alphabet, Amazon, Microsoft) y 2) el capital privado, que respaldaba proveedores de modelos y neoclouds.
No obstante, el entorno de financiación ha cambiado con creces, y se ha desplazado a los mercados públicos de deuda, los vehículos respaldados por activos y la financiación por parte de los vendedores. Esta última, en que los proveedores actúan esencialmente como vendedores y prestamistas para financiar las compras de los clientes, puede ocultar a veces la verdadera situación financiera y un riesgo de impago real.
Estos cambios ponen de manifiesto dos cuestiones críticas sobre el paradigma de la IA:
- La escala de las inversiones en IA es mayor de lo anticipado: incluso los grandes hiperescaladores están experimentando una disminución de sus flujos de efectivo libre, al tener que financiar las enormes necesidades de gastos de capital para desarrollar la IA. El cambio deliberado hacia la financiación con deuda podría ser un movimiento estratégico para frenar esta disminución y aliviar la presión sobre sus valoraciones bursátiles.
- La adopción de la IA está aumentando, pero los precios están cayendo: como se observó con otras tecnologías de uso general en el pasado, algo que señalamos en una edición reciente de Strategist’s Corner, la IA está siguiendo un patrón competitivo similar al de las tendencias históricas registradas en sectores como los viajes aéreos, los automóviles y los ordenadores personales.
Los ingresos y beneficios de la IA van a llegar a medida que la tecnología ofrezca un valor creciente y demostrable para los usuarios; sin embargo, debido a los cuellos de botella de las infraestructuras, es posible que esto tarde más en suceder de lo que implican las valoraciones. La burbuja de la IA podría serlo meramente en lo que se refiere a las expectativas y el calendario, lo que sería algo típico.
Asimismo, y tal vez más importante, un problema crucial que muchos participantes del mercado no parecen reconocer es que los modelos de la IA operan con unas economías de escala negativas. Cada consulta compleja de un cliente desencadena unos caros procesos de computación, cuyos gastos operativos iniciales a menudo superan los ingresos generados por esa interacción única. Esto contrasta mucho con los gigantes del Internet 2.0, que se beneficiaron de unos potentes efectos de red para lograr posiciones de monopolio y unos márgenes de beneficios históricos. Podría ocurrir que los servicios de la IA, que son muy estandarizados en lo que se refiere a la capa de infraestructura básica, no tengan estos efectos de red inherentes y presenten unos perfiles de beneficios menos convexos que la generación anterior de gigantes tecnológicos, lo que requiere más capital, gastos de inversión y confianza de los inversiones.
Oportunidades en un entorno de restricciones
Pese a estos retos, creemos que el auge de la IA presenta unas oportunidades importantes para los inversores. Los cuellos de botella de la economía física podrían generar un potencial de beneficios subestimado para los proveedores que vendan en estas áreas donde hay restricciones. Vemos con entusiasmo las oportunidades potenciales que presentan actores de primera clase que operan en actividades tales como los equipos eléctricos, maquinaria y herramientas, los productos químicos especiales, los bienes de equipo de semiconductores y redes, las soluciones de gestión de potencia, etc.
Conclusión
Teniendo en cuenta el rápido avance y la naturaleza intensiva en capital de la IA, resulta crucial examinar cómo las restricciones físicas y financieras presentarán tanto riesgos como oportunidades para los inversores.
Pensamos que se debe poner la mirada en empresas que facilitan las infraestructuras físicas necesarias para la IA y que también presentan unas ventajas competitivas duraderas. Y no cabe duda de que hay que evitar invertir en empresas con una baja diferenciación del producto y un riesgo elevado de caer pronto en la obsolescencia.
Las opiniones expresadas pertenecen al autor o autores y pueden variar en cualquier momento. Estas opiniones se presentan exclusivamente a título informativo y no deben considerarse como una recomendación para comprar cualquier valor o como una solicitud o consejo de inversión. Las previsiones no están garantizadas. Las rentabilidades pasadas no garantizan los resultados futuros.