
mayo 2025
Moody’s rebaja la calificación de la deuda soberana de EE. UU.
Perspectivas del mercado sobre la rebaja de la calificación crediticia de EE. UU.
Equipo de Comentarios
sobre el mercado de MFS
Moody's ha rebajado la calificación de Estados Unidos un escalón, de Aaa a Aa1, en línea con las demás agencias de calificación crediticia más importantes. Esta es la primera rebaja desde agosto de 2023, cuando Fitch bajó su calificación a AA+. Standard and Poor’s fue la primera agencia en rebajar la calificación del país por debajo de AAA, allá por 2011. Con una calificación de Aa1, la nota de Moody’s para EE. UU. se sitúa ahora al mismo nivel que la de Finlandia y Austria, y por debajo de la de Australia, Canadá, Alemania y Suiza, entre otros.
Moody’s destacó los riesgos fiscales y de endeudamiento como los motivos principales. En opinión de Moody’s, los riesgos fiscales han aumentado considerablemente, y EE. UU. presenta ahora unos ratios de deuda pública y pago de intereses mucho más elevados que otros países soberanos con calificaciones similares. Ante la falta de un ajuste fiscal creíble, Moody’s opina que la flexibilidad presupuestaria seguirá siendo limitada, dado el creciente peso del gasto obligatorio, incluidos los gastos por intereses. Partiendo de esta base, Moody’s prevé que el déficit fiscal siga aumentando, posiblemente hasta alcanzar casi el 9% del PIB de aquí a 2035, frente al 6,4% de 2024, debido principalmente al aumento de los pagos por intereses de la deuda, el incremento del gasto en prestaciones sociales y una generación de ingresos relativamente reducida. Mientras tanto, la carga de la deuda federal aumentaría hasta alcanzar aproximadamente el 134% del PIB de aquí a 2035, frente al 98% de 2024.
Es probable que la decisión de Moody’s intensifique la actual atención del mercado sobre la prima de riesgo de EE. UU. Conviene dejar claro que la medida de Moody’s no ha revelado nada nuevo a los inversores internacionales. Además, la rebaja solo supone una puesta al día tardía con respecto a sus competidores. La prima de riesgo de EE. UU. ha aumentado en los últimos meses, lo que refleja la elevada incertidumbre existente en materia de política comercial y la preocupación de los inversores por la credibilidad del marco político. A corto plazo, es posible que este nuevo titular erosione aún más el apetito de los inversores internacionales por los activos estadounidenses, aunque solo sea de forma marginal. Desde principios de año, ya habíamos observado una importante rotación de EE. UU. a Europa y otros mercados, una tendencia que seguirá siendo relevante durante el resto de 2025.
Tanto los tipos de interés como los mercados de divisas están potencialmente expuestos a esta nueva crisis mediática. En marcado contraste con la respuesta del mercado a la sorprendente decisión de S&P en 2011, no prevemos que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense bajen, lo que refleja una huida hacia la calidad. El motivo se encuentra en que este mercado no ha sido capaz de ofrecer la misma capacidad defensiva que solía caracterizarle ante una crisis de aversión al riesgo. Este fenómeno se hizo especialmente patente en abril, cuando surgieron turbulencias en los mercados mundiales tras el anuncio de los aranceles del 2 de abril. En este sentido, creemos que el cambio en la calificación podría acentuar los riesgos al alza de los rendimientos de los bonos del Tesoro, aunque no consideramos que la decisión de Moody’s vaya a tener un impacto significativo en los mercados. En cuanto a las divisas, el dólar estadounidense ya ha estado sometido a una considerable presión a la baja, y prevemos que los riesgos bajistas seguirán predominando de aquí en adelante. Por último, si los rendimientos del Tesoro se estabilizaran en un nivel más elevado, podría suponer un riesgo para las valoraciones del mercado de valores, aunque creemos que aún estamos lejos del umbral de tolerancia potencial.
Recordatorio para los responsables políticos. Quizás la principal consecuencia de la rebaja de la calificación crediticia es que se produce en un momento crítico de las negociaciones sobre el proyecto de ley de reconciliación que se está tramitando en el Congreso de los EE. UU. Hasta ahora, los legisladores se han mostrado reacios a recortar el gasto de forma demasiado drástica, por temor a las repercusiones políticas. El cambio de calificación podría servirles de incentivo para adoptar una mayor disciplina fiscal.
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