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La aplicación comercial de la inteligencia artificial

Al igual que otros avances tecnológicos, la inteligencia artificial transformará con casi total seguridad muchas compañías e incluso sectores enteros, pero ¿cómo? Compartimos nuestras perspectivas sobre la IA y su impacto potencial en la economía real y los modelos de negocios existentes.

¿En qué aspectos de la IA se centran los debates de las empresas? ¿Cómo afectará esta nueva tecnología a las compañías? ¿Cómo abordan ustedes y otros inversores de MFS® la IA en las carteras?

Desde una perspectiva aérea, la IA parece representar un cambio de gran calado en el mundo de la tecnología. Algo parecido a la invención de Internet o la telefonía móvil. Cada vez que una plataforma tecnológica se encuentra ante un punto de inflexión, surgen siempre más preguntas que respuestas y, ahora mismo, la situación es frenética. El entorno parece comparable al de 1999–2000, cuando todas las empresas se reivindicaban como empresas «puntocom», o al de principios de la década de 2010, cuando todas las compañías giraban en torno a la informática en la nube. Hoy en día, todas las empresas hablan sobre cómo la IA les ayudará a revolucionar sus modelos de negocios.

Nuestra labor radica en ignorar el ruido e intentar comprender cómo la IA impactará en las empresas y los sectores en el próximo periodo de tres a cinco años. ¿Qué empresas y sectores tienen más probabilidades de salir beneficiados? ¿Cuáles seguirán evolucionando como siempre? ¿Cuáles serán las compañías cuyos modelos de negocios, márgenes o beneficios podrían tambalearse?

Centrémonos en esa tercera categoría y en los efectos de la destrucción creativa. ¿Pueden compartir algunas de sus reflexiones?

Las empresas formadas en los 10-20 últimos años tienen fuentes de ingresos que deben defender. Estas compañías probablemente buscarán maneras de utilizar la IA para proteger y aumentar esos beneficios. Al igual que sucedió en la era de Internet y de la telefonía móvil, se crearán cientos, e incluso miles, de nuevas empresas. Puede que la mayoría no logre crecer, pero algunas sí lo harán. No pensamos en ellas ahora. 

Sabemos que la IA representa un conjunto de programas informáticos que ayudan a aumentar la eficiencia de los flujos de trabajo o a facilitar la ejecución de tareas repetitivas. Y sabemos que cada vez es más inteligente. Pero, ¿cómo se utilizará exactamente? En el caso de los negocios que cobran por licencia o que dependen de la mano de obra como modelo de negocios, ¿se venderán menos licencias con un modelo de negocios basado en software si existe una presión deflacionaria en la mano de obra? Si su negocio contrata a personas para prestar servicios de externalización, ¿qué sucederá si parte de esos servicios se automatizan? ¿Cómo se adaptará? ¿Cuál es su tasa y duración de crecimiento? La tasa de crecimiento depende, sin lugar a dudas, de la propuesta de valor. Si la IA duplica la propuesta de valor, el flujo de ingresos desaparece.

Pensemos en una compañía genérica de software corporativo que vende programas informáticos para automatizar los flujos de trabajo. Si introduce rasgos y funcionalidades de IA, deseará cobrar más por esa oferta adicional. ¿Cuánto estarán dispuestos a pagar los clientes por esa mejora de la productividad? Por otra parte, si una empresa de Fortune 500 recorta su plantilla en un 5%, eso sería un factor negativo que contrarresta una ventaja potencial. ¿El efecto es positivo, negativo o neutro? Planteamos estas preguntas empresa por empresa a escala sectorial con el fin de comprender mejor las implicaciones de esta nueva tecnología.

Tras la crisis financiera mundial, muchos negocios se convirtieron en fungibles debido a los ínfimos niveles de los costes de capital. Ahora, los tipos ya no rondan la cota cero y las empresas podrían dejar de ser fungibles. Si la IA fuera capaz de duplicar sus flujos de ingresos, ¿cuál sería el efecto en los motores de crecimiento? 

La relocalización resulta necesaria para mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro. Esto reviste importancia para la seguridad nacional y la diversidad geográfica. Es algo necesario, al igual que la IA. Una empresa que afronta una posible disrupción y no invierte en una hoja de ruta de IA, acabará siendo objeto de desintermediación. No hay otra opción. En la última década se podía recurrir a los tipos reducidos y el dinero gratis. Se crearon muchas empresas tecnofinancieras y biotecnológicas. Gran parte de esa financiación ha desaparecido, pero las firmas de capital riesgo y capital inversión siguen teniendo munición en la recámara para financiar la próxima oleada de empresas de IA.

¿Qué opinan sobre las otras categorías, es decir, las empresas neutras o positivas?

Se trata de grupos amplios y en continua evolución —semana a semana, mes a mes—. Como inversores, nos hemos inclinado históricamente por los proveedores que ofrecen capital, ordenadores, hardware o los equipos de semiconductores necesarios (que denominamos «los picos y las palas»). Este es nuestro punto de partida para el grupo «neutro-positivo». Conforme avanzamos, el abanico de preguntas se torna más amplio. No se puede decir que algo es siempre bueno o malo, depende de la empresa en cuestión. Esto es la gestión activa y es aquí cuando entra en juego nuestra plataforma de análisis global. Celebramos reuniones con las compañías y realizamos comparaciones regionales para identificar qué empresas van por buen camino. Y qué compañías saldrán vencedoras y cuáles están publicando meros comunicados de prensa sin fundamento alguno.

Todas estas empresas tecnológicas hablan sobre la IA y ofrecen una propuesta de valor. ¿Cómo utilizan sus canales para comprobar que una compañía dispone de la tecnología competitiva necesaria para garantizar su éxito comercial?

Hemos analizado empresas que se perciben como ganadoras; los números no engañan. Ahora bien, son las empresas de la tercera categoría sobre las que albergamos dudas. ¿Qué están haciendo? ¿Cómo abordan la IA? ¿Cómo les beneficiará? Realizamos estas comprobaciones a través de nuestros canales sectoriales. Nos centramos en empresas de la vieja guardia que podrían no participar en este cambio tecnológico y les preguntamos: «¿Cuál es su hoja de ruta de IA? ¿Cómo la ejecutarán? Si operan en los sectores de atención sanitaria y ciencias de la vida, ¿cambiarán la manera en la que gestionan la atención al cliente o el desarrollo de productos? ¿Con qué proveedores desean trabajar?». Las respuestas a estas preguntas generan un mosaico de información que nos ayuda a comprender la duración y la tasa de crecimiento en los diferentes sectores en mayor profundidad que si asistiéramos solamente a conferencias o leyéramos los comunicados de prensa de las compañías. 

No son solo inversores en tecnología. También son inversores generalistas. ¿Cómo abordan ustedes y su equipo la IA desde una perspectiva económica real y en el conjunto de sus carteras?

Creemos que, fuera de la tecnología tradicional, la IA tendrá un efecto neto entre neutro y positivo. La IA mejorará la eficiencia en todas las organizaciones, en términos de mano de obra o tiempo empleado. Ya hemos observado un cierto grado de innovación, cuyo ritmo debería seguir cobrando impulso. He aquí unos cuantos ejemplos: Las compañías farmacéuticas y de ciencias de la vida están recurriendo a la IA para acortar el tiempo empleado en el descubrimiento de medicamentos y moléculas. Eso elimina costes del sistema y reduce el tiempo para la comercialización.

La creación de contenido, ya sean imágenes, vídeos o contenido creativo, experimentará una transformación similar. Los trabajadores dedicarán menos tiempo a tareas rutinarias y más tiempo al pensamiento crítico y a la creación de valor para servicios y productos, lo que impulsará los ingresos. A nivel sectorial, esta tendencia probablemente se presenta más como una ventaja que como un obstáculo. 

Si echamos la mirada atrás, las compañías lograron salir adelante gracias a la deslocalización de la mano de obra y a unos reducidos tipos de interés. Hoy en día, los costes laborales y de capital son elevados. ¿Podrá la IA ayudar a las compañías en dificultades a capear un entorno recesivo?

A corto plazo, las compañías pueden recortar los costes de forma más rápida y tal vez logren sobrevivir durante algo más de tiempo. Pero si la innovación se acelera, eso exacerbará cualquier debilidad en su posicionamiento estructural. Esa es mi hipótesis.

Así pues, la selectividad es importante. Y no solo en el sector tecnológico o cuando se analizan las compañías en cualquiera de las tres categorías mencionadas, sino también a un nivel mucho más amplio, ya se trate del S&P, el Russell 1000® Growth u otros índices. En mi opinión, fuera del sector tecnológico, se tardará entre cinco y diez años en responder de forma concreta a las preguntas que hemos planteado. Nos hallamos todavía en las primeras fases. Las noticias y los flujos de capital se concentran en las compañías tecnológicas de gran capitalización. Se trata de una «carrera armamentística», en términos de gasto e inversión para mejorar la precisión y la fiabilidad de la tecnología; hay que añadir además el marco reglamentario. En muchos casos, el cambio podría ser progresivo, en lugar de transformativo. 

Los dos últimos años han sido delirantes. Primero, la pandemia de coronavirus, con sus ganadores. Luego, la resaca de la pandemia. Las compañías han participado en todas las tendencias (y las han extrapolado) y ahora están haciendo balance. Es posible que muchas de ellas pensaran que las transformaciones tecnológicas del último decenio (comercio electrónico, pagos o publicidad digital) estaban dando sus últimos coletazos. Pero ahora tenemos la IA. Y ha llegado en un abrir y cerrar de ojos, en apenas seis meses. Es una tecnología que está al alcance de la mano, como hemos podido comprobar con ChatGPT, y está creando una nueva vía de crecimiento para la economía y las compañías que hace solo 6-12 meses no estaba ahí, o al menos no de forma visible.

 

 

Las opiniones expresadas pertenecen al autor o autores y pueden variar en cualquier momento. Dichas opiniones se ofrecen exclusivamente a título informativo y no deberán considerarse una recomendación para comprar ningún título ni una incitación o asesoramiento de inversión. Las previsiones no están garantizadas.

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