Los puntos de entrada importan en renta fija, también en el caso del alto rendimiento en EUR. Dada la atractiva magnitud de los rendimientos actuales, las perspectivas de las rentabilidades proyectadas son sólidas, a nuestro juicio. Esto obedece a que, en términos históricos, ha existido un estrecho vínculo entre unos rendimientos iniciales como los actuales y unas rentabilidades posteriores de atractivo relativo. A modo de ejemplo, con un rendimiento inicial del 6,56% para el alto rendimiento en EUR, la rentabilidad mediana de los cinco años posteriores —utilizando un rango de 30 puntos básicos por encima y por debajo del rendimiento inicial— se sitúa en un 7,9%, mientras que el rango de rentabilidad oscila entre un 5,49% y un 9,44% (gráfico 2). Además, las perspectivas sobre las rentabilidades previstas de la renta fija se han visto reforzadas a raíz de que los principales bancos centrales, incluido el Banco Central Europeo, emitiesen recientemente señales de próximos recortes de tipos. Al analizar el mapa de calor del alto rendimiento en EUR (gráfico 3), queda claro que la probabilidad de rentabilidades más altas ha aumentado, en comparación con hace unos años, en reflejo de un rendimiento inicial mayor. Asimismo, la perspectiva de unas rentabilidades más altas también cuenta con el respaldo de la sólida posibilidad de que se avecinan rebajas de los tipos, según las señales emitidas recientemente por el BCE. Concretamente, con base en un rendimiento inicial del 6,56% y suponiendo ausencia de variación de los diferenciales en el próximo año, en combinación con un descenso de los tipos de 60 p.b., podría materializarse una rentabilidad hipotética del 8,19% en un año, con base en el impacto de una variación de los tipos de 60 p.b. multiplicados por la duración del índice (60 x 2,71 = 162,6, que, sumado al 6,56%, lleva a un 8,19%). A título comparativo en términos históricos, la rentabilidad anualizada de 20 años correspondiente a la clase de activos es del 6,6%.
Entretanto, también cabe destacar que un escenario extremo —por ejemplo, un aumento combinado al menos de 270 p.b. de los diferenciales y los tipos— llevaría al alto rendimiento en EUR a arrojar una rentabilidad negativa en el próximo año.