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Una recesión que brilla por su ausencia

El economista jefe de MFS nos ofrece su perspectiva sobre la actual coyuntura económica, el razonamiento de los bancos centrales y la trayectoria que describiría un posible entorno recesivo.

En una coyuntura caracterizada por la mayor subida de la inflación y de los tipos de interés en más de cuatro décadas, los inversores llevan ya un tiempo atentos a indicios que apunten a que nos hemos adentrado en una recesión.

No obstante, últimamente los datos sugieren —como mínimo— que la recesión tendrá que esperar. En fechas recientes, hemos asistido a una revisión al alza del PIB estadounidense para el primer trimestre, a una generación de ingresos aceptable, a un descenso de las solicitudes iniciales de subsidio de desempleo desde sus máximos recientes y a un incremento de los volúmenes de pedidos de bienes duraderos. Vista en conjunto, esta información muestra que los consumidores parecen estar logrando sobreponerse a las dificultades. A la luz de estos datos, nadie diría que hemos atravesado una minicrisis bancaria hace tan solo unos meses, en vista de que apenas tuvo repercusiones para la disponibilidad del crédito.

Sin embargo, los indicadores adelantados dibujan un panorama menos halagüeño, por lo que sigo considerando que el escenario más probable es que se materializará una recesión, aunque sigue sin estar claro cuándo sucederá.

Por tanto, ¿dónde está esa recesión de la que usted me habla?

Aunque no parece que vaya a materializarse recesión alguna de forma inminente, la política monetaria tarda tiempo en dejarse sentir en la economía. Pensemos en las empresas que firman contratos de 12, 18 o 24 meses de duración. La Fed puede subir los tipos de manera muy significativa durante esos periodos sin que ello tenga una repercusión inmediata sobre la economía. Cabe la posibilidad de que los efectos de dichas subidas no se dejen sentir plenamente hasta dentro de un periodo de entre 12 y 24 meses, es decir, el marco temporal en el que nos hallamos en la actualidad.

Los bancos centrales buscan recuperar su credibilidad

Los bancos centrales son conscientes de que su credibilidad se ha visto mermada por haberse ceñido durante demasiado tiempo al discurso de que la inflación revestía un carácter transitorio y obedecía a las disrupciones en la cadena de suministro ocasionadas por la pandemia. De cara al futuro, me preocupa que puedan efectuar un endurecimiento excesivo de su política monetaria para compensar esta situación y que mantengan un enfoque más restrictivo de lo esperado.

Teniendo esto en cuenta, parece que la persistencia de la solidez que muestra el mercado laboral estadounidense resulta incompatible con la vuelta de la inflación a su cauce. Si el mercado laboral y la generación de ingresos muestran solidez, ello permite a los consumidores efectuar gastos y debería mantener la inflación en cotas más elevadas de las que de otro modo presentaría, lo cual no posibilitará que la inflación se sitúe en los niveles que quiere la Fed. Por ende, sería necesario debilitar el mercado laboral para que la Fed pudiese cumplir sus objetivos en materia de inflación.

Todavía está por ver si los banqueros centrales de hoy en día tienen las agallas del que fuera presidente de la Fed en la década de 1980, Paul Volcker. Cabría preguntarse si están dispuestos a mantener los tipos en niveles restrictivos ante una marcada contracción de la economía si consideran que esta medida constituye la única manera de controlar la inflación o si, por el contrario, repetirán el guion de los últimos treinta años y flexibilizarán la política monetaria ante el primer indicio de dificultades, por lo que se perpetuaría lo que se conoce como «el salvavidas de la Fed» (Fed put). No lo sabremos hasta que (o a menos que) el crecimiento se ralentice y la inflación pase a estar estancada en niveles significativamente superiores al objetivo marcado.

Llegados a ese punto, los bancos centrales deberán escoger el error de política monetaria que menos vayan a lamentar: ¿acentúan una recesión al mantener una política monetaria restrictiva o reavivan la inflación al flexibilizarla demasiado pronto?

Repercusiones para los mercados

En mi opinión, para que los tipos de interés protagonicen una caída considerable, los mercados laborales tienen que registrar un debilitamiento, la inflación ha de disminuir con mayor rapidez y la Fed debe indicar que ha llegado al final de su ciclo de subidas de tipos. Sin perjuicio de los prometedores datos sobre la inflación y el empleo del mes de junio, creo que es preciso que la Fed observe datos similares durante varios meses antes de que se muestre dispuesta a anunciar que pone punto final a su ciclo de endurecimiento de la política monetaria.

 

Las opiniones expresadas pertenecen al autor o autores y pueden variar en cualquier momento. Dichas opiniones se ofrecen exclusivamente a título informativo y no deberán considerarse una recomendación para comprar ningún título ni una incitación o asesoramiento de inversión. Las previsiones no están garantizadas.

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