Constructivismo: un enfoque colaborativo de administración responsable

Cuando invertimos, tratamos de crear valor. Para lograr este objetivo, recurrimos a una administración responsable y constructiva. Esa administración responsable no consiste simplemente en cumplir una obligación. La colaboración y la comprensión también ocupan un lugar fundamental. Nos aporta una ventaja analítica y una fuente potencial de generación de alpha. Este enfoque de administración responsable coincide con nuestra asignación del capital y nuestra cultura de inversión a largo plazo, puesto que nos permite aprender más sobre las empresas en las que invertimos e influir de forma más eficiente en ellas, lo que, a nuestro parecer, acabará acrecentando el valor para nuestros clientes y nos ayudará a obtener las mejores rentabilidades posibles ajustadas al riesgo para ellos.

En el sector de la inversión, se suele pensar que la decisión de administración responsable se reduce a dos tipos: activista o pasiva. No estamos de acuerdo: la administración responsable puede adoptar numerosas formas. Intelectuales de Oxford han publicado un artículo sobre las cuatro formas de administración responsable: conservadurismo, oportunismo, constructivismo y activismo. En el diagrama siguiente se muestran las características principales de cada enfoque.

Fuente: «Four strategies for effective engagement» | Responsible Investor (responsible-investor.com)

En MFS, nos situamos en el campo del constructivismo. Eso no significa que nos dé miedo pasar a otro campo cuando resulte necesario, si bien creemos que los mejores resultados se obtienen a través de sólidas relaciones y diálogos continuos con las empresas en las que elegimos invertir.

A continuación encontrará casos prácticos sobre nuestra administración responsable en acción.

Caso práctico: «Prosperidad común» en China
Uno de nuestros analistas especializados en factores ASG realizó una presentación interna sobre la «prosperidad común» en China. Esa expresión es un eslogan del Partido Comunista que refleja el esfuerzo por impulsar la igualdad social y económica. La presentación del equipo se centró en la importancia financiera relativa de la prosperidad común, y destacó el énfasis en crear crecimiento económico inclusivo impulsado por el consumo interno. Otros temas que se abordaron fueron la diferencia entre riqueza y desigualdad de ingresos, las reformas del mercado laboral, las protestas de los trabajadores, la seguridad social y las prestaciones. El equipo comentó dónde podríamos obtener exposición en algunas de esas áreas y analizó la productividad de los empleados en comparación con el crecimiento salarial en las empresas de las que MFS posee valores. Asimismo, el equipo cubrió los posibles factores de riesgo para algunos de esos valores, lo que incluía la elevada rotación del personal, las controversias laborales y las subvenciones púbicas. Seguiremos de cerca la evolución de la prosperidad común en los próximos años.

Caso práctico: Compañía química estadounidense
A partir de un análisis temático anterior sobre el futuro de los envases, nuestro equipo siguió estudiando diferentes oportunidades en materia de envases y tecnología de reciclaje. Como parte de este análisis, identificamos una empresa química que pretende desarrollar capacidades de reciclaje molecular a escala. La compañía ha perfeccionado esta tecnología a lo largo de décadas en otros ejemplos de uso, lo que le proporciona una oportunidad única de ayudar a cerrar el ciclo haciendo que determinados plásticos puedan reciclarse infinitas veces de una forma ecológica y eficiente desde el punto de vista energético. Esta nueva oportunidad supuso un factor esencial en la decisión de nuestro analista de mejorar la calificación del valor a «comprar», puesto que el mercado no parece creer en la posibilidad de que la empresa consiga elevar un 20% su EBITDA a largo plazo a partir de este flujo de ingresos.

Caso práctico: Compañías petroleras y gasísticas estadounidenses
La continua evaluación de la transición energética realizada por nuestro equipo nos ha permitido identificar empresas en las que invertir en el sector del petróleo y el gas. Más concretamente, varias de nuestras estrategias han invertido en una compañía estadounidense de exploración y producción con activos en la cuenca Pérmica de Estados Unidos. Puesto que la empresa cuenta con parte de la mejor roca de esquisto de Estados Unidos, potencial de crecimiento a largo plazo y un balance sólido, cabe esperar que produzca parte del petróleo más barato con unas emisiones por barril que se situarían entre las más bajas. En vista de esta posibilidad de rentabilidad del capital para la empresa, creemos que se trata de una buena inversión para nuestros clientes. A pesar de nuestra decisión de invertir en esta empresa, evitamos expresamente adoptar una postura demasiado positiva o negativa en el sector energético y, en su lugar, centrarnos en los fundamentales individuales de la empresa, como suele hacer nuestro equipo de inversión. Por ejemplo, uno de nuestros analistas de energía canadiense ha rebajado la calificación de varias empresas de transporte y distribución de Canadá por temores sobre la desaceleración del crecimiento y el valor final relacionados con la transición energética.

Caso práctico: A veces nos equivocamos
Las consideraciones de sostenibilidad revisten cierta complejidad y presentan numerosos matices, y es importante comprender las diferentes dimensiones y la relación entre ellas, así como otros factores financieros. Por ejemplo, las consideraciones medioambientales pueden tener importantes impactos sociales, como el desplazamiento de comunidades derivado del cambio climático o las repercusiones económicas en zonas que dependen de la extracción de combustibles fósiles. Además, la relevancia de la importancia relativa de un factor de sostenibilidad determinado puede variar en función del sector, la región geográfica o las partes interesadas de la empresa. Las partes interesadas, como los clientes, los empleados y los inversores, también pueden tener diferentes prioridades por lo que respecta a las consideraciones de sostenibilidad, lo que puede dar lugar a efectos distintos en los aspectos financieros de esos factores. 

Destacamos este matiz porque la inversión es una actividad intrínsecamente difícil, y ni siquiera los inversores más competentes aciertan siempre. Para ilustrar esta complejidad, veamos algunos ejemplos en los que nos equivocamos y de los que recabamos lecciones valiosas. En nuestra opinión, este tipo de introspección se traducirá en un proceso de toma de decisiones de inversión más efectivo en el futuro. 

En 2021, albergábamos grandes dudas sobre la cultura y el ambiente laboral en una compañía de software estadounidense. Esas dudas llevaron a nuestro analista a rebajar la calificación de «comprar» a «mantener» y algunos gestores de carteras vendieron la acción. El siguiente informe trimestral de la empresa justificó nuestros temores, puesto que la cultura corporativa hizo mella en su capacidad para lanzar nuevos títulos conforme al calendario previsto por el mercado. Eso provocó un considerable desplome de la acción. Por desgracia, poco después de eso, una gran empresa tecnológica acordó adquirir la compañía. Este ejemplo pone de relieve que el hecho de acertar sobre un tema de sostenibilidad importante desde el punto de vista financiero no siempre significa que haya que vender o dejar de lado un valor concreto. En lugar de eso, para obtener mejores resultados para nuestros clientes, tenemos que sopesar todos los factores fundamentales en conjunto, en un intento por no conceder ni quitar demasiada importancia a ninguno de ellos. 

En otro ejemplo, habíamos sido inversores a largo plazo en una compañía farmacéutica alemana que fabrica productos de atención sanitaria y agrícolas. La empresa ha tenido que hacer frente a graves controversias sobre el impacto en la salud de sus productos químicos, que había comenzado a fabricar tras una adquisición. La compañía adquirida afrontó diversas controversias y nuestra opinión sobre la adquisición era que el equipo directivo de la matriz sería un propietario más responsable de los activos y los productos de la nueva filial, algunos de los cuales tienen una elevada demanda (por ejemplo, semillas resistentes a la sequía). Por desgracia, no calculamos bien los riesgos asociados a los litigios relacionados con esos productos, a pesar de haber analizado de forma continua y en profundidad tanto el tema como el riesgo. Anticipábamos un riesgo jurídico menor del que se ha materializado y que otros aspectos positivos del negocio lo compensarían, lo que no ha sucedido por ahora. Este ejemplo vuelve a señalar la compleja naturaleza de la importancia financiera relativa y la necesidad de tener en cuenta todos los factores fundamentales pertinentes.

 

 

MFS podría integrar los factores ambientales, sociales o de gobierno corporativo (ASG) en su análisis fundamental de inversión y en sus actividades de implicación activa a la hora de dialogar con los emisores. Los ejemplos mencionados anteriormente ilustran algunos métodos que ha utilizado MFS para incorporar históricamente los factores ASG al analizar determinados emisores o interactuar con ellos, pero no se debe extraer la conclusión de que esos métodos garantizan resultados satisfactorios de las inversiones o las interacciones en todas las situaciones o en una situación concreta. Por lo general, las interacciones se componen de una serie de comunicaciones que son constantes y, a menudo, prolongadas, y podrían no traducirse necesariamente en cambios en las prácticas del emisor relacionadas con los asuntos ASG. Los resultados de los emisores se basan en muchos factores, y los resultados satisfactorios de las inversiones o las interacciones, incluidos los descritos anteriormente, pueden no guardar relación con los análisis o las actividades de MFS. El grado en que MFS incorpora los factores ASG en el análisis de las inversiones y en las actividades de implicación activa variará en función de la estrategia, el producto y la clase de activos, y también puede cambiar a lo largo del tiempo. Por consiguiente, los ejemplos anteriores podrían no ser representativos de los factores ASG empleados en la gestión de la cartera de un inversor. La información que se recoge anteriormente, así como las empresas y/o los valores individuales que se mencionan no deben interpretarse como asesoramiento de inversión, recomendaciones de compra o venta ni como indicación de intención de negociación en nombre de cualquier producto de inversión de MFS.

Fuente de los datos de índices: MSCI. MSCI no ofrece garantía o declaración alguna, ni expresa ni implícita, y no asumirá responsabilidad alguna en relación con cualesquiera datos de MSCI incluidos en el presente documento. Los datos de MSCI no pueden redistribuirse ni emplearse como base para otros índices, ni para ningún valor o producto financiero. MSCI no ha aprobado, revisado ni elaborado el presente informe.

Las estadísticas incluidas en este informe se calculan sobre la base de cuentas para las cuales los clientes de MFS han delegado plenamente la autoridad del voto por delegación en virtud de las Políticas y Procedimientos de delegación de voto de MFS. Con la excepción de las estadísticas relativas a las juntas en las que hemos votado que figuran en la página 47 de este informe, las estadísticas de voto excluyen los casos en los que MFS no ha votado. Las estadísticas tampoco incluyen los casos en los que un cliente de MFS haya prestado acciones y, por consiguiente, no tenía derecho a votar. Las estadísticas se calculan por junta. Todas las estadísticas de implicación activa mencionadas más arriba incluyen únicamente las gestionadas por el equipo de delegación de voto de MFS.

Puesto que somos gestores activos, cabe recordar que las empresas citadas en este informe podrían haber dejado de formar parte de la cartera de un cliente de MFS en el momento de publicación de este informe.

Las opiniones expresadas pertenecen al autor o autores y pueden variar en cualquier momento. Dichas opiniones se ofrecen exclusivamente a título informativo y no deberán considerarse una recomendación para comprar ningún título ni una incitación o asesoramiento de inversión del Asesor.

 

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